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sábado, 1 de junio de 2013

Anécdota de preescolar



Tenía tres años cuando iba en  preescolar junto con dos primos un año mayor que yo. Recuerdo que casi siempre que íbamos al patio de juegos había un niño malo que no nos dejaba subir a los columpios. Era envidioso y tenía un comportamiento inamistoso. Le decíamos de buena manera que podíamos jugar los cuatro y así, él se ganaría tres amigos en lugar de tres enemigos. Pero rechazo el trato y desde entonces le llamamos el niño chatarra
Él decía que nos acusaría pero nunca lo hizo, porque sabía que el perdería, puesto que se lo gano. Con ese apodo logramos que se enfadara y se fuera.
Otra de las cosas que recuerdo es que la escuela realizaba varias actividades, entre ellas, se encontraban una salida a un campo por un día y una noche. Llegábamos al campo alrededor de las 3 de la tarde, el lugar donde se realizaría el día de campo era muy bonito, no recuerdo el nombre. Había muchos árboles y un pequeño río, el aire que se respiraba era fresco y limpio, también había muchas aves; esto fue en el mes de abril. 
Ahí realizamos muchas actividades; donde participaban los padres y los maestros, como jugar con aros, atravesar un gusano, saltar con costales, carreras de caballos, cantar rondas infantiles, entre otras cosas. Estas eran actividades de día y también tenían el nombre de mini olimpiadas, que al final del día decían quienes habían quedado en primero, segundo y tercer lugar. 
Todos nos sentamos a ver el atardecer que en ese lugar se veía muy hermoso, en el cielo había una explosión de colores desde un azul brillante, hasta tornarse rojizo y finalmete oscuro con destellos brillantes y una luna llena.
Ya por la noche fuimos a hacer una caminata, para encontrar un tesoro, mientras nos contaban una historia de terror, y al llegar al tesoro a cada quien le daban una moneda pero cuál fue mi sorpresa al descubrir que era una moneda de chocolate. Después nos sentamos alrededor de una fogata y asamos  bombones,  mientras cantaban y seguían contando historias. Nos dijeron que cerráramos los ojos y pidiéramos un deseo, porque era un lugar magico y nos echaban un polvo mágico, que realmente era diamantina, y nos ponían una estrella que supuestamente había dejado un ser mágico. Después de todo el día de diversión que tuvimos nos fuimos  a dormir, pero recuerdo que era casi imposible porque había muchos insectos. Aunque realmente la pase bien. 

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